El orgullo LGBTQ+ que hoy se celebra con desfiles multitudinarios y festivos tiene sus raíces en un evento histórico cargado de tensión y violencia: los disturbios de Stonewall. Ocurridos en junio de 1969, estos enfrentamientos entre la policía de Nueva York y la comunidad gay en el Stonewall Inn, un bar gay en Greenwich Village, marcaron un punto de inflexión en la lucha por los derechos LGBTQ+.
La cobertura mediática de la época reflejó las actitudes homofóbicas prevalecientes. Ser homosexual era ilegal en la mayoría de los estados de Estados Unidos, no existían protecciones legales contra la discriminación y la representación LGBTQ+ en la política y la cultura popular era inexistente. Stonewall, lejos de ser un evento aislado, desató una ola de activismo que dio origen a un movimiento masivo por los derechos civiles.
El Stonewall Inn, operado por la mafia para eludir las leyes que prohibían servir alcohol a homosexuales, era uno de los pocos espacios donde la comunidad LGBTQ+ podía reunirse. Si bien no era un lugar ideal, su importancia radicaba en ser un espacio de baile y encuentro. La clientela era mayoritariamente gay, blanca y cisgénero, siendo las personas transgénero clientes ocasionales, a menudo identificadas como drag queens o travestis.
Las redadas policiales eran frecuentes, pero la noche del 28 de junio de 1969, la respuesta de la comunidad fue diferente. La resistencia a la represión policial se convirtió en una revuelta que duró seis días, marcada por enfrentamientos violentos entre manifestantes y la policía. Los primeros instigadores fueron, según varios historiadores, jóvenes LGBTQ+ sin hogar y personas de la calle.
Los disturbios de Stonewall no solo tuvieron un impacto inmediato, con marchas y manifestaciones posteriores, sino que también impulsaron la formación de nuevas organizaciones activistas, como el Frente de Liberación Gay y la Gay Activist Alliance, que lucharon por los derechos LGBTQ+. La primera Marcha del Orgullo Gay, en 1970, fue una consecuencia directa de estos eventos, transformándose en una celebración anual global. Stonewall, por lo tanto, no solo representa un momento de resistencia, sino el inicio de un largo camino hacia la visibilidad y la igualdad para la comunidad LGBTQ+.
