En Rada Tilly, un gesto sencillo pero cargado de sensibilidad se volvió ejemplo de trabajo responsable y empático. Claudio, empleado del área de Veterinaria de la Municipalidad, improvisó un pretal con una soga para evitar que un perro callejero sufriera lesiones al ser trasladado para su castración.
Todo ocurrió cuando un grupo de voluntarias capturó dos perros en la vía pública pero no contaba con correas a mano. Claudio, que llegó fuera de horario para asistir en la tarea, tomó al animal más grande, lo condujo al interior del predio y, una vez a salvo del riesgo de escape, explicó: “esperen, que le coloco bien la soga, así no le lastimo el cuello”.
Con paciencia y conocimiento, transformó la cuerda en un pretal improvisado, lo que permitió que el perro se sintiera más seguro y menos estresado.
Según publicaron en el portal Directo al Hueso, Claudio señaló: “Ya conocía a este perro y sabía que no era agresivo, así que opté por hacerle un pretal. Un collar de ahorque lo hubiera lastimado, porque tiende a tirar hacia atrás. En cambio, el pretal es más fácil y cuidadoso. Lo aprendí en cursos que hice en mi trabajo anterior. Todo sirve, y en este caso fue para cuidar al perro y que confíe en que no lo voy a dañar”.
