Andrea Farías compartió un impactante testimonio sobre los riesgos que esconden los sumideros de arcilla, conocidos como “arenas movedizas”, en la zona de Rocas Coloradas, al norte de Comodoro Rivadavia. Su relato surgió tras la desaparición de Pedro Kreder y Juana Morales por esa zona.
“Pasó un día que estábamos armando campamentos… Y viene uno de los chicos a decirnos que Renzo había caído en un pozo, uno de mis hijos. Estaba hasta los hombros prácticamente y los otros nenes con los que andaban fueron los que lo ayudaban, lo estaban ayudando a salir”, relató Farías en diálogo con Radiocracia.
Sobre el rescate, agregó: “Él se movía y sentía, dice, que lo tragaba más la tierra y salió todo embarrado blanco, así con un lodo pegajoso blanco. Mientras más se movía para querer salir, es que sentía como que lo tragaba la fuerza… entonces los chicos hicieron como un puente así para agarrarlo y sacarlo”.
Farías explicó que estos pozos son comunes en la costa patagónica y su apariencia engañosa aumenta el riesgo: “Vos ves la tierra y parece que estuviese lisa y blanca… y quizás quieres pisar pensando que está firme y eso te hunde abajo. Está todo como agua, lodo y te chupa para abajo”.
La mujer detalló además que la arcilla forma huecos ocultos bajo la superficie: “Si hubiese avanzado más, los chicos no sé si llegaban a agarrarlo porque quedó hasta los hombros prácticamente, los brazos nada más le quedaron afuera. O sea, podría haber desaparecido así muy lentamente”.
Finalmente, Farías reflexionó sobre la peligrosidad del terreno para quienes no están familiarizados con él: “Lo primero que pensé, yo digo, si salieron a buscar ayuda y no conocían, estaba el peligro ese… Porque vos te confías de que ahí está planito… Porque es todo irregular el terreno… Y de golpe ves esa superficie planita y vos te imaginás, ¡ay, acá voy a poder caminar bien! Y resulta que es una trampa”.























