Víctima de la leucienia, el ex primero ministro italiano, empresario y dirigente deportivo, Silvio Berlusconi, falleció a los 86 años.
Nunca pudo alejarse de los escándalos y el éxito, fue foco de polémicas por ser protagonista de fiestas sexuales donde denunciantes afirman que habían menores de edad.
Logró construir un imperio televisivo en la década de 1980, y luego Berlusconi se lanzó a la política en 1994 y casi inmediatamente se convirtió en primer ministro. Ocupó el cargo cuatro veces (1994-5, 2001-5, 2005-6 y 2008-11) a pesar de múltiples escándalos judiciales.
Su fallecimiento fue lamentado tanto por aliados como por rivales. «Luchamos, ganamos y perdimos muchas batallas con él y también por él llevaremos a casa los objetivos que nos habíamos fijado conjuntamente. Adiós, Silvio», dijo la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.
Enrico Letta, ex primer ministro de centro-izquierda, escribió en Twitter: «Berlusconi hizo la historia de nuestro país. Su muerte marca uno de esos momentos en los que todos, apoyaran o no sus decisiones, se sienten afectados.»
Las acciones de clase A y B de MFE se dispararon hasta un 10% tras conocerse la muerte de Berlusconi y los operadores de la bolsa de Milán afirmaron que podría allanar el camino para la venta de la empresa o su fusión con un rival.
Dejó el cargo por última vez en 2011, con Italia al borde de una crisis de deuda similar a la griega y su propia reputación mancillada por las acusaciones de haber organizado fiestas sexuales «bunga bunga» con mujeres menores de edad, algo que él negó.
Fue absuelto tras apelar de todos los cargos relacionados con las fiestas, pero en 2013 fue condenado por fraude fiscal, lo que le supuso una inhabilitación de cinco años para ejercer cargos públicos.
A pesar de sus problemas de salud y de las incesantes batallas judiciales, Berlusconi se negó a renunciar al control de Forza Italia y volvió a la primera línea política, obteniendo un escaño en el Parlamento Europeo en 2019 y en el Senado italiano el año pasado.
Pese a encontrarse ya en edad avanzada, siguió alimentando la polémica, sobre todo con su negativa a culpar a su viejo amigo Putin de la invasión de Ucrania en 2022, diciendo que Moscú solo había querido poner a «gente decente» al frente de Kiev.
No hay un sucesor obvio para tomar las riendas de Forza Italia, que obtuvo el 8% de los votos en 2022, y aliados y enemigos querrán arrebatarle su leal electorado, que apoyó a Berlusconi en las duras y en las maduras.
Berlusconi, siempre bronceado y promocionado enérgicamente por sus propios medios de comunicación, aportó sus grandes dotes como vendedor y comunicador al anquilosado mundo de la política, ofreciendo una perspectiva optimista que sus votantes acogían de buen grado.
También tenía un sentido del humor que a menudo le metía en problemas, el más reciente el pasado diciembre, cuando dijo a los jugadores de su equipo de fútbol de Monza que les traería «un autobús de prostitutas» si conseguían ganar a un rival de la Serie A.
