Por estos días Comodoro Rivadavia vuelve a ser noticia a nivel nacional por una de su característica meteorológicas distintiva, el viento. Pero como todo en la vida, los excesos tienen sus consecuencias y podría decirse que desde el sábado pasado la ciudad petrolera tiene un exceso de viento.
Si bien en los dos últimos temporales de este año, con escasos días de diferencia, las ráfagas alcanzaron los 159km/h según registros oficiales y hasta 190km/h según algunos registros extraoficiales, ambas mediciones parecen una brisa en comparación al registro del pasado 11 de diciembre de 1968, cuando ráfagas equivalentes a un huracán de categoría 4 azotaron a la «ciudad del viento».
Fue durante la madrugada de ese miércoles cuando Comodoro vivió uno de los temporales más devastadores de su historia. Con ráfagas que alcanzaron una velocidad máxima de 250 km/h, equivalente a un huracán de categoría 4 según la escala Saffir-Simpson, los estragos fueron considerables.
El viento desató una furia descomunal, provocando voladuras de techos, derrumbes de viviendas y vuelcos de autos y camiones. El aeropuerto internacional se vio afectado, interrumpiendo los aterrizajes de diversas líneas aéreas. Los sectores conocidos como «El Infiernillo» quedaron prácticamente sin líneas eléctricas, sumiendo a la ciudad en la oscuridad.
Los daños materiales fueron cuantiosos: más de 1500 parabrisas, así como innumerables lunetas y vidrios laterales de vehículos, tuvieron que ser reemplazados. Incluso la propia edición del diario Crónica se vio afectada, ya que los cortes de energía eléctrica impidieron que las antiguas rotativas del taller ubicado en calle Alem 680 imprimieran el periódico. La información completa sobre el desastre, acompañada por numerosas fotografías impactantes, fue finalmente publicada en la edición del jueves 12 de diciembre de 1968.
Este violento temporal quedará grabado en la memoria de la ciudad como uno de los eventos más destructivos y desafiantes que haya enfrentado, dejando a su paso una estela de destrucción y un testimonio de resiliencia por parte de sus habitantes.
Con información de Diario Crónica
