El gobierno de Venezuela elevó el tono frente a las advertencias del expresidente estadounidense Donald Trump y denunció un escenario de creciente tensión regional. Desde Caracas, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, calificó como “incisivas y delirantes” las amenazas de bloqueo naval para confiscar petróleo venezolano y las definió como un “vulgar acto de piratería”.
El funcionario desestimó además los argumentos de Washington vinculados al combate contra el narcotráfico y el presunto robo de activos, a los que consideró “fantasiosos e incoherentes”. En ese marco, cuestionó la narrativa de la Casa Blanca y advirtió que una escalada del conflicto podría tener impacto directo sobre la estabilidad energética a nivel mundial.
Ante la posibilidad de una incursión armada, el presidente Nicolás Maduro llamó a reforzar la unidad regional y solicitó el respaldo de Colombia. En un mensaje dirigido a movimientos sociales y a sectores militares del país vecino, convocó a una “unión perfecta con Venezuela” para resguardar la soberanía de ambos Estados y evitar cualquier intento de intervención externa. En esa línea, apeló al legado de Simón Bolívar y habló de una “República en armas” dispuesta a defender su territorio.
Por su parte, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se declaró en estado de alerta y aseguró que responderá con “serenidad imperturbable” y bajo un esquema de “fusión militar-policial”. Padrino López instó a los organismos multilaterales a pronunciarse frente a lo que definió como una “actitud guerrerista demencial”.
Las declaraciones se producen en un contexto de endurecimiento del discurso estadounidense, tras meses de sanciones económicas y la incautación de cargamentos de crudo venezolano. Mientras Estados Unidos refuerza su postura bajo el argumento de combatir el “narcoterrorismo”, el gobierno de Maduro busca consolidar un frente interno y regional para frenar lo que considera una amenaza directa de intervención militar en Sudamérica.























