La Cámara de Diputados dejó firme hoy el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario, al no haber obtenido la oposición los dos tercios necesarios para mantener la iniciativa que había sido aprobada por el Congreso.
Los bloques de Unión por la Patria, la UCR, Encuentro Federal, la Coalición Cívica, el Frente de Izquierda, Por Santa Cruz, Producción y Trabajo y algunos legisladores monobloquistas lograron reunir 159 votos, pero no fue suficiente.
Con 85 votos, el oficialismo de La Libertad Avanza (LLA) con el apoyo de bloques afines lograron levantar un muro infranqueable para la oposición, que se quedó con las manos vacías.
El oficialismo recibió la ayuda del grueso del PRO, cuatro diputados de la UCR, el MID, el bloque tucumano Independencia y Paula Omodeo de CREO.
El resultado se completa con cinco abstenciones y ocho ausencias que fueron determinantes en la victoria oficialista.
Después de transpirar mucho la camiseta, de fatigar teléfonos de gobernadores y diputados, el Gobierno gana otra batalla decisiva y mantiene el rumbo fijo con el norte puesto en el equilibrio fiscal.
No le sobró nada. Hasta el tuit del ex presidente Mauricio Macri, en el que garantizó el apoyo del PRO, las fuerzas de la oposición tenían contra las cuerdas al oficialismo. Confiaban en que el partido amarilla iba a dictar libertad de acción y se iba a dividir.
“Pensábamos que por ejemplo Silvia Lospennato, Alejandro Finocchiaro y Sabrina Ajmechet iban a ausentarse”, confesaron en Encuentro Federal.
En el bloque que preside Miguel Pichetto también hubo movimientos sospechosos. Horas antes de la sesión, la cordobesa Alejandra Torres avisó que no concurriría a la sesiones por transitar problemas de salud.
Más alevoso fue el cambio en el voto del chubutense Jorge “Loma” Ávila, quien estaba decidido a votar a favor de la universidad pública hasta que recibió el llamado de su gobernador, Ignacio Torres. La orden fue que se ausentara y así lo hizo.
Lo de Torres no quedó en ese gesto. También operó para que la otra diputada que le responde, Ana Clara Romero (PRO), quien había tenido expresiones de solidaridad con las universidades públicas, votara a favor del veto.
En Unión por la Patria llamó la atención la ausencia de la catamarqueña Fernanda Ávila, posiblemente inducida por su gobernador, Raúl Jalil, quien para sostener la buena sintonía con el Gobierno tenía que ofrendar algún favor político.
Como en la sesión en la que se trató el veto a la ley de movilidad jubilatoria, fue determinante la división de la UCR para desnivelar la balanza a favor del Gobierno. Los cinco “radicales con peluca”, como fueron apodados maliciosamente por quienes no perdonan la traición, volvieron a jugar en contra de su propia bancada y a favor del Gobierno.
El «panquequeo» más explícito fue el del misionero Martín Arjol, que en la sesión del pasado 15 de agosto había votado a favor del financiamiento universitario y sin que hubiesen transcurrido siquiera dos meses hizo un giro copernicano para respaldar el veto.
Los otros tres votos radicales que respaldaron la posición del oficialismo fueron de Mariano Campero, Martín Picat y José Federico Tournier, en tanto que Pablo Cervi, que en la mencionada sesión había votado a favor de la ley, en esta ocasión optó por abstenerse.
Con que tres de ellos hubieran votado con la oposición, se habrían alcanzado los dos tercios y el debate habría continuado en el Senado, donde las previsiones eran bastante favorables para voltear el veto.
Casi en la misma magnitud que la UCR, la fragmentación del voto de Innovación Federal fue clave. Pocos días atrás, los ocho diputados del interbloque iban a votar con el resto de la oposición. Pero algo sucedió en el medio para que de un momento a otro, los cuatro misioneros se dieran vuelta y optaran por abstenerse.
Tanto los tres salteños como el rionegrino Agustín Domingo respetaron la postura que habían tenido el 15 de agosto y votaron en consecuencia.
Fuente: N. A.