César Martínez, un hombre de 58 años que pasó más de 30 años de su vida en prisión, se encuentra a punto de comenzar una nueva etapa. Tras años de lucha contra la adversidad y la violencia carcelaria, César tiene la oportunidad de salir de la cárcel con un trabajo que le permitirá reconstruir su vida.
César, quien cumplió condenas por diversos delitos, reconoce que su camino hacia el delito comenzó a los 11 o 12 años, cuando su familia atravesó una crisis económica que lo obligó a abandonar sus estudios y buscar trabajo para ayudar a su familia. «Con bronca, con dolor por lo que le había pasado a mi papá, por la situación económica que estábamos pasando. Y agarré por el mal camino», explica en conversación con Infobae.
La cárcel, según César, no es un lugar de rehabilitación, sino un espacio de violencia y desconfianza donde la supervivencia es una lucha constante. «La cárcel misma te va llevando a endurecerte», afirma, describiendo cómo el entorno carcelario lo transformó.
Sin embargo, César encontró una luz de esperanza gracias a la cooperativa Kbrones, que ofrece trabajo a los reclusos para facilitar su reintegración a la sociedad. «Conocí a Julio Fuke, el presidente de la Cooperativa Kbrones, que me permitió trabajar», relata César. Actualmente, trabaja en el showroom de Barracas de la cooperativa, encargado de las ventas.
César tiene un sueño a largo plazo: formar su propia pyme o cooperativa, con el objetivo de ofrecer una salida similar a otros reclusos, brindándoles una oportunidad real de reintegrarse a la sociedad. «Delinquí toda mi vida y que hoy tenga la oportunidad de poder tener mi propio proyecto, me parece a mí que es más que importante», asegura.
La historia de César es un ejemplo de resiliencia y esperanza. A pesar de los años de prisión y las dificultades que ha enfrentado, César ha encontrado una oportunidad de cambiar su vida y construir un futuro mejor.
