La actriz de Stranger Things recobró su fama con el protagónico adulto en la serie más vista de la plataforma de Netflix
Tras una ausencia de siete años desde el fracaso de crítica de Mr Deeds (2002), que le valió un Razzie como Peor Actriz -y otro a su coprotagonista, Adam Sandler, además del premio a la Peor Película-, y su vuelta al cine en su rol secundario, como la madre de Spock en Star Trek (2009), el papel que la devolvió al podio a Winona Ryder, es el de Joyce Byers, la madre de Will, el chico que desaparece al inicio de la primera temporada de la ficción de Netflix que se emite desde 2016. A Winona le llevó en total catorce años recuperar su carrera.
En realidad, la caída de su imagen comenzó seis meses antes del estreno de la malograda Mr Deeds, en diciembre de 2001, cuando fue detenida por llevarse sin pagar casi 5.000 dólares en ropa y accesorios de la tienda Saks Fifth Avenue de Beverly Hills. Que el escándalo estallara en medio de la gira promocional de la película no ayudó en nada: tuvo que dar decenas de entrevistas donde la pregunta obligada era si era cleptómana y hasta tratar de hacer pasar todo el asunto como una anécdota graciosa con una participación en Saturday Night Live.

La filmación de Winona Ryder robando ropa y accesorios en una tienda de Beverly Hills el 12 de diciembre de 2001 (Los Angeles County Courts/Getty Images)
Pero en noviembre de 2002 fue declarada culpable por vandalismo tras trece días de un juicio público feroz al que los tabloides aseguraban que se presentaba drogada con una mezcla de Vicodin, oxicodona y diazepam. Como la ley de California permite que los ladrones de tiendas paguen en el acto por la mercadería, Ryder fue considerada inocente del cargo de hurto. La condenaron a tres años de libertad condicional y 480 horas de trabajos para la comunidad que eligió cumplir en un centro de niños ciegos y en otro de ayuda a enfermos de SIDA.
Para cuando terminó la probation, en 2005, los medios sólo hablaban de ella en chiste, había dejado de ser convocada para las producciones de los grandes estudios. El papel de mayor perfil que logró en lo que hoy hasta ella llama su “hiato” fue una pequeña intervención en El cisne negro, en 2010.
No le resultó fácil volver a insertarse en el mercado de Hollywood: “Me tomé unos años y no me di cuenta de que era muy peligroso para mi carrera. Todo el tiempo me decían, ‘Tenés que seguir trabajando para mantenerte relevante’, pero cuando estuve lista para volver. No entendía dónde se habían ido todos. Muchos actores tienen altibajos, y la gente puede pensar que los míos fueron horribles, pero yo aprendí mucho y disfruté de mi tiempo afuera. No podés dejar que la industria te valide como persona, porque eso lleva a una frustración tremenda”.
De novia hace más de una década con el diseñador Scott Mackinlay Hahn, dice que, como no es madre, le preguntó a la suya cómo encarar el papel de Joyce Bryers en Stranger Things: “’Mamá, si la lógica te dice que perdiste a tu hijo ¿te negarías a creerlo?’, dije, y ella respondió: ‘Absolutamente’. ‘¿Y si te mostraran un cuerpo?’, insistí, y me dijo: “Si no ves cuando ocurre, no te lo creés’. Es algo muy primario, muy loco”.
En el set hace por los chicos del elenco lo que le hubiese gustado que hicieran por ella. “Quiero que entiendan que no es común estar en un show como este, que esto no pasa. Me la paso diciéndoles que el trabajo es la recompensa, porque sé que a esa edad es muy difícil disfrutar de los frutos de lo que hacés”. Tiene debilidad por Millie Bobbie Brown (Eleven), a quien ayudó especialmente a manejar la ansiedad y la confusión de volverse una celebridad de la noche a la mañana. Los Duffer creen que el aporte de Winona es único: “Nadie más que Winona podría ayudarnos con eso, porque muy poca gente lo vivió en carne propia”.
Fuente: Infobae
