El gobierno británico anunció la reestatización del sistema ferroviario del Reino Unido, poniendo fin a uno de los últimos modelos de gestión privada del mundo que ha sido considerado un rotundo fracaso en términos de viabilidad económica y calidad del servicio. Este cambio marca un hito significativo, ya que el modelo privatizado fue implementado durante el gobierno de Margaret Thatcher y ahora llega a su fin tras demostrar ser insostenible.
Este movimiento representa el primer plan de reestatización de un Gobierno laborista en 15 años en un país que ha enfrentado desafíos como recortes públicos y los efectos del Brexit. Las autoridades británicas han explicado que el Estado asumirá la gestión de las líneas ferroviarias al finalizar los contratos de los operadores privados o cuando no cumplan con los estándares de servicio esperados.
Actualmente, los servicios ferroviarios en el Reino Unido son operados por empresas privadas que reciben subsidios públicos para cubrir gran parte de sus operaciones, a pesar de tener monopolio en muchas rutas. La creación de la nueva agencia, Great British Railways, se centrará en coordinar la red ferroviaria, simplificar el sistema de precios y ofrecer más descuentos para mejorar la experiencia de los usuarios y la eficiencia del servicio.