Estudian el comportamiento de animales salvajes de Santa Cruz
Desde el año 2018, un grupo de especialistas trabaja en un proyecto vinculado a estudiar parte de la fauna autóctona de Santa Cruz, para conocer su comportamiento, sus problemáticas, y restaurar el ecosistema.
Emanuel Galetto es guardaparques de formación y es el coordinador de rewilding de la Fundación Rewilding Argentina para el Parque Patagonia Argentina. El proyecto que se lleva a cabo ahí prevé la restauración de las especies que tienen un rol preponderante en el ecosistema. “Para que un ecosistema sea saludable hay que recuperar el rol ecológico de cada una de las especies”, afirma.
Galetto cuenta que “estamos estudiando individuos de cada una de esas especies para entender si presentan problemas dentro del área, cómo interactúan entre ellas y par recuperar sus poblaciones”.
Entre los animales estudiados se encuentra el puma, el predador tope del ecosistema. “Nosotros lo consideramos el arquitecto del lugar ya que moldea todo el ecosistema. Los guanacos, su presa principal y el gran herbívoro del lugar, cambia su comportamiento o evita las zonas donde están los pumas. Además, carroñeros como las águilas mora, el cóndor o los zorros necesitan de su presencia porque aprovechan los restos de comida que deja el puma”.
A su vez, Galetto explica que para el caso de los guanacos, otro de los animales en estudio, se los captura y se les ponen collares satelitales. “Los capturamos para saber sobre su comportamiento, las migraciones o cuánto sería el número poblacional que podría soportar el Parque hoy”.
“Si bien hay mucha gente que quizá se sorprende por la cantidad de guanacos que se ven, la realidad es que las poblaciones se van recuperando porque se van abandonando campos que antes usaban para ovejas”.
En este sentido, el especialista revela que haciendo un análisis histórico, en el año 1.800 antes de que el hombre empiece a colonizar la zona y cambiar el uso del suelo, se estima que había unos 20 millones de guanacos en Patagonia, un número mucho más grande que el estimado actualmente de 2 millones”.
“El objetivo está en comprender en qué condiciones estamos hoy en relación a 200 años atrás, poder analizar el impacto del guanaco y revalorizar la especie” afirma.
Además agrega “que se está analizando la migración de los guanacos, para ver si puede establecer rutas migratorias, y en ese caso si se mueven, qué los impulsa a migrar. Estos datos son muy preliminares”.
La tercera especie estudiada es el choique o ñandú petiso, el cual tiene un valor histórico importante. “Dentro del Parque se ven varios individuos, y una vez que evaluemos la forma de trabajo empezaremos con las capturas y el monitoreo”.
Otro de los animales en análisis es el cóndor. En los últimos tiempos se han visto varios envenenamientos de esa espectacular ave. “Muchos dueños de campo o peones envenenan los cadáveres de ovejas para matar los pumas que se alimentan de ellos. Pero también lo hacen otras especies como el cóndor, que esta acción afecta de manera directa. Es un problema a tratar y es lo que quisiéramos trabajar a fin de año: capturar individuos para analizar cómo se comporta la población de cóndores en Patagonia y sobre todo relacionarlo en torno a que cada uno cumple una función particular y depende a su vez de otra especie”.
La quinta especie a estudiar es el huemul el cual “desapareció dentro de la estepa hace más de 100 años. La idea es volver a traerla. Es de las especies más amenazadas en la Argentina y actualmente solo se lo encuentra en los bosques altos de la cordillera. En el Parque no hay más. Es un trabajo a largo plazo” afirma.
A estas cinco especies claves, se le suman también el chinchillón anaranjado y la gallineta chica.
La gallineta chica es una pequeña ave semi acuática que vive en humedales y necesita lugares bien conservados que están relacionados a los juncales con cierta altura de protección y agua. El chinchillón anaranjado es una especie de ardilla de la Patagonia que vive en zonas rocosas.
“Creemos que estas especies sufrieron extinciones locales para las cuales estamos aportando información base, ya que en ciertos sectores dejó de estar presente. Mediante su estudio, podemos ver qué necesidades tienen desde el ambiente para poder recuperarlos, luego traer el animal a esas zonas y que las poblaciones sean sustentables” explica Galetto.
Tal como sucedió a nivel mundial, la pandemia del Coronavirus también llegó al Parque Patagonia, sin embargo y por las características del entorno, quienes trabajan allí no vieron afectado su trabajo de campo. Siguiendo los protocolos de rigor, los especialistas continúan realizando diversos relevamientos. En este sentido, Emmanuel Galetto describe que al momento cuentan con nueve pumas marcados con collares dentro del Parque, “los cuales nos indican con puntos GPS los lugares por los que pasan. Donde se tomó más de dos puntos en un mismo lugar significa que está cazando o que descansó allí. Estamos en la fase de ir a investigar esos clústers para conocer de qué se alimentan, saber como se mueven y si depredan ovejas en parte también, tratar de desmentir eso que se dice de que hay que matar a todos los pumas de la zona. Hace un año tenemos más de cinco animales adultos marcados y no todos fueron a comer ovejas. Tienen presas nativas disponibles y se concentran en las presas nativas”.
“Ademas de la mejora de las poblaciones de las especies silvestres de la región, la Fundación trabaja por la creación de un destino de naturaleza que beneficie a las comunidades vecinas al parque. Esta región de la Patagonia puede ser el destino por excelencia para el avistaje de fauna silvestre, donde la gente pueda visitar el Parque, conocer las especies nativas, y ver grandes manadas de guanacos, como interactúan con el puma, encontrarse con el chinchillón anaranjado en los grandiosos paredones del Cañadon del Rio PInturas o la tímida gallineta en medio de los juncales”.
“Creemos en la importancia de conocer para cuidar. Periódicamente damos capacitaciones en las localidades vecinas sobre las especies que habitan el parque, sus características y comportamiento”.
Haciendo experiencia en Parque Patagonia
Camila Sasso trabaja como voluntaria en el Circuito Parque Patagonia. Arribó a ese lugar los primeros días de marzo para quedarse un mes y medio y sumar su quinta experiencia dentro de la Fundación Rewilding Argentina. Sin embargo y producto de la pandemia, su paso por allí la obligó a extender su estadía por un tiempo más.
“Inicié este trabajo con la fauna local en el campo El Unco, donde estuve dos meses. Luego me fui a Los Toldos en el portal Cañadón Pinturas del Parque y allí me aboqué a retirar los alambrados que son las barreras físicas de los guanacos. En ese lugar estuve un mes y 10 días donde a la par pintamos cartelería chica, un leñero y realizamos tareas generales de pintura y mantenimiento. Ahora estoy en el Portal La Ascensión colaborando con la pintura de la cartelería grande” cuenta.
Camila tiene un propósito: dedicarse a la conservación. En ese camino se propuso recorrer todos los proyectos de la Fundación en la Argentina y en Chile, “para saber cuál es el proyecto que más me gusta”.
“Estuve un mes en el Parque Nacional El Impenetrable en la provincia del Chaco, cinco meses en el proyecto del Parque Iberá visitando los distintos portales donde trabajan con varios proyectos de reintroducción de especies, entre ellos oso hormiguero, venado de las pampas, pecarí de collar, guacamayo rojo, muitú y los predadores topes, el yaguareté y la nutria gigante”.
Hoy en Parque Patagonia es la única voluntaria que quedó trabajando en el lugar y asegura que se fue adaptando a los diferentes trabajaos que iban surgiendo. “Vine a trabajar con la fauna y termine laburando con objetos y todo súper bien porque me dio la posibilidad de conocer otros lugares y áreas”.
“Me gusta porque nos involucran mucho y se toman las ideas que podamos llegar a aportar y que sirvan al trabajo que se viene llevando. Acá todos tiran para el mismo lado, no existe una jerarquía piramidal sino que hay igualdad y todos podemos aportar a la causa. Hay muchas cosas para hacer” finaliza.