El acoso sexual a niños y adolescentes a través de medios digitales fue tipificado en el Código Penal en 2013 y establece una pena de prisión de seis meses a cuatro años.
Cambios en la modalidad de los ciberacosadores, descenso en la edad de las víctimas y variación de los medios digitales para captar a menores con fines sexuales, son algunas modificaciones que registró el grooming, a 10 años de la creación de la ley que busca perseguir y sancionar el acoso por internet.
«La incorporación del tipo penal del grooming fue muy importante en nuestro país para reconocer que las redes sociales traen aparejados muchos beneficios, pero también peligros para un sector vulnerable como lo son las niñas y los niños», señaló el fiscal Jorge Bugueño.
Dicha ley tiene como objetivo «prevenir y generar conciencia sobre la problemática a través del uso responsable de las redes sociales».
Sobre la ley 26.904, los fiscales Bugueño y Anya Pucheta aseguraron que «generó una evolución en nuestra jurisprudencia en cuanto a poder relacionar con el grooming un complemento delictivo como el abuso sexual».
Los profesionales explicaron que la jurisprudencia ha referido que las situaciones en las que el acosador les pide a sus víctimas que realicen fotos o que se filmen, con afectación de su integridad sexual, debe ser tipificado como abuso sexual, aunque sea mediante una pantalla.
«Esto permite dar una mejor respuesta a las víctimas, con un incremento sensible de las escalas penales», agregó la fiscal Pucheta.
«Las modalidades han cambiado»
Las modalidades de grooming han cambiado con el paso de los años. “La maniobra se basa mayormente en forzar el envío de imágenes de los menores desnudos o con poca ropa, haciendo algo que le pidan. Los contactan y directamente les empiezan a exigir el envío de fotos, amenazándolos con que, si no aceptan, les van a hacer algo malo a sus familiares. Los niños comienzan a dudar y se lo creen”, explicaron las fiscales María Angélica Cárcano, Romina Carrizo y Florencia Bianchi.
“También hay casos en los que se ganan la confianza para que le manden fotos y después los amenazan con que, si no les envían más, van a hacer pública esa imagen”, detallaron.
Las funcionarias remarcaron que los juegos en línea muchas veces son un primer medio de “acercamiento” hacia menores. “Los chicos tienen acceso a celulares y juegos en red, y son un ámbito donde adultos groomer los utilizan para conectarse con niños”, precisaron.
También hay un incipiente problema: la sextorsión financiera, que consiste en extorsionar a menores con la utilización de fotos suyas para obtener dinero u obligarlos a hacer algo, a cambio de no difundir las imágenes o videos íntimos.
«Amenazan a los chicos con enviar fotos a la escuela, a amigos y a sus padres a cambio de dinero».
Consejos para padres
Para prevenir estos incidentes, se recomienda a los padres mantener un diálogo fluido con sus hijos; no controlarlos sino acompañarlos, porque el control riguroso puede provocar que el menor cree cuentas falsas en las redes.
En caso de ser víctimas, se aconseja contener a los niños, radicar la denuncia, no eliminar chats ni fotos porque son evidencia y no comunicarse al acusado que fue descubierto.
Ley
En Argentina, el ciberacoso o grooming es un delito penal descrito en la Ley 26.904, sancionado el 13 de noviembre de 2013, con una pena de prisión de seis meses a cuatro años a la persona que por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma.
En 2018 se estableció esa fecha como el Día Nacional de la Lucha Contra el Grooming, mientras que en el año 2020 se sancionó la Ley «Mica Ortega» para prevenir el grooming, en donde se creó el Programa Nacional de Prevención y Concientización del Grooming o Ciberacoso contra Niñas, Niños y Adolescentes (NNyA).
La ley para prevenir este delito fue impulsada tras el caso de Micaela Ortega, asesinada en 2016 cuando tenía 12 años por Jonathan Luna, de 28 años, un hombre que la contactó por la red social Facebook haciéndose pasar por una menor de edad, y fue condenado en 2017 a prisión perpetua en el marco del primer caso de grooming que terminó con un crimen.