A un mes de la devastadora inundación que azotó la zona de Cerri, a 10 km al oeste de Bahía Blanca, una impactante imagen captada por TN revela la triste realidad de muchas donaciones: montañas de ayuda solidaria terminaron en un enorme basural a cielo abierto. Entre la basura, una jubilada reconoció sus propias donaciones, tres bolsas de ropa cuidadosamente preparadas y rotuladas con su nombre.
María, conmovida por las imágenes de la inundación, decidió donar ropa que ya no usaba. A pesar de vivir con la jubilación mínima, seleccionó prendas en buen estado y las llevó a la Cruz Roja local, pensando que llegarían a quienes más lo necesitaban. Sin embargo, su acto de generosidad terminó con sus bolsas entre la basura.
«Me da mucha impotencia saber que el sacrificio de muchos no es valorado», lamentó María en diálogo con TN. «Esa ropa, que ya no era necesaria aquí, ¿no pudo haber sido entregada a Cáritas o la Cruz Roja para derivarla a otro lugar donde se la necesite?», se pregunta. «Mis padres me enseñaron a compartir lo que tengo, no aquello que me sobra».
