Un reciente informe de la NASA volvió a poner en agenda la Anomalía Magnética del Atlántico Sur (AMAS), una región donde el campo magnético terrestre se encuentra debilitado y que abarca parte de Argentina, Sudamérica y el Atlántico Sur.
La anomalía es monitoreada por la comunidad científica desde hace más de cinco décadas, pero en los últimos años mostró una intensificación que genera inquietud, principalmente por sus posibles consecuencias sobre la tecnología.
Según un estudio de la National Centres for Environmental Information (NCEI) y el British Geological Survey (BGS), en 2023 la intensidad del campo magnético en la zona se redujo y el fenómeno se desplazó unos 20 kilómetros hacia el oeste.
Aunque especialistas aclaran que la AMAS no representa riesgos directos para la salud humana, sí advierten sobre su impacto en sistemas tecnológicos. El debilitamiento del escudo magnético facilita la entrada de radiación espacial, lo que puede interferir con satélites, sistemas de navegación, telecomunicaciones e internet, generando potenciales interrupciones a escala global si no se controla de manera constante.
Los estudios indican que la anomalía se origina por el movimiento de materiales metálicos en el núcleo externo de la Tierra, lo que provoca una reducción localizada del campo magnético. En investigaciones recientes se detectó incluso que la AMAS se dividió en dos áreas diferenciadas, lo que podría derivar en irregularidades adicionales en la interacción entre partículas solares y la atmósfera terrestre.
Tanto desde la NCEI como desde el BGS remarcan que este fenómeno aún encierra múltiples incógnitas. La ubicación y la intensidad de la anomalía continúan cambiando, lo que obliga al uso de satélites especializados y tecnología avanzada para su monitoreo y para anticipar posibles consecuencias en la infraestructura espacial y digital.
Por ahora, la AMAS se mantiene como un desafío científico que une geofísica, meteorología solar y tecnología espacial, recordando que los procesos naturales de la Tierra pueden influir de forma directa en la conectividad global.























