En medio del conflicto salarial que atraviesa el Hospital Garrahan, Ana Fustiñana, jefa de Clínicas del área de Emergencias, advirtió sobre el deterioro sostenido de las condiciones laborales dentro de una de las instituciones pediátricas más importantes del país. “La situación es muy desesperante, la gente se está yendo, tenemos renuncias masivas y lo que se rompa hoy del hospital no se va a recuperar”, señaló en diálogo con Infobae en Vivo, marcando un momento crítico en la tensión que involucra al personal médico, residentes y autoridades del sistema de salud nacional.
La médica explicó que el conflicto no es nuevo. Según detalló, durante los últimos ocho o nueve años se registraron momentos de tensión, aunque las negociaciones mantenidas entonces lograron evitar un colapso mayor. “Tuvimos épocas mejores, en los últimos 8 o 9 años hemos tenido conflictos con el salario, pero habíamos tenido negociaciones con la intención de que el hospital no se desmoronara. Pero hace un año y medio que esto no pasa”, afirmó. En este contexto, Fustiñana puntualizó que los trabajadores están reclamando una recomposición salarial, dado que desde hace un año no perciben aumentos y el poder adquisitivo ha disminuido drásticamente. “Nuestro poder adquisitivo es cada vez menor”, lamentó.
La situación se agrava con las condiciones internas que enfrenta el hospital. En el área de urgencias, que Fustiñana lidera, se atienden unos 77.000 pacientes por año, muchos de ellos con diagnósticos complejos. “Atendemos pacientes con cáncer, con enfermedades congénitas graves, enfermedades neurológicas, un montón de cuestiones que si las nombro una por una los voy a aburrir, pero que obviamente necesita médicos que tengan experiencia porque en general los pediatras no están acostumbrados a tratar pacientes en el estado que los atendemos nosotros”, indicó.
En este sentido, expresó su preocupación por la pérdida de profesionales formados y la dificultad para atraer nuevos residentes: “La gente altamente capacitada no se quiere quedar y los residentes no quieren entrar, es muy grave lo que estamos pasando”.
Uno de los puntos centrales del reclamo es la falta de transparencia presupuestaria. Fustiñana aseguró desconocer el monto de dinero que recibe actualmente el hospital. “Nosotros desconocemos cuánto es la cantidad de dinero que entra al hospital, en años anteriores había balances, pero ahora no podemos acceder a esa información”, sostuvo.
El conflicto estalló en medio de una medida de fuerza por parte del personal, incluyendo residentes, psicopedagogas y profesionales de salud mental. A pesar de que el Gobierno dictó la conciliación obligatoria, las manifestaciones continuaron.
Fuente: Infobae
