La familia del bailarín y profesor de danza, Roberto «Tito» Costilla, aseguró que desde hace años sufre hostigamiento por su orientación sexual.
El bailarín salteño, Roberto «Tito» Costilla, sufrió el domingo por la madrugada una brutal agresión, en la que le fracturaron una pierna. La familia sostiene que se trató de un ataque homofóbico de parte de sus vecinos, la familia Urzagaste Paz, ya que aseguraron que desde hace años, Tito sufre hostigamiento por su orientación sexual.
Pasadas las 19 del lunes, el vecino y su hijo, acusados por la golpiza, fueron demorados por efectivos de la Policía de Salta. En el hecho ya interviene la Fiscalía Penal 3, a cargo de Horacio Córdoba Mazuranic, pero la actuación se da después de varias denuncias cruzadas que se venían registrando desde hace años. Precisamente el INADI cuestionó la inacción de la Justicia en el caso.
El hecho causó conmoción y un repudio generalizado en la población salteña, pues consideraron que la fractura fue una acción intencionada, debido a que Tito ejercía su trabajo a través del baile. A raíz de ello, varias personas realizaron una marcha en solidaridad desde la casa del profesor de danza hasta la comisaría del barrio Docente Sur, de la capital salteña.
El reconocido bailarín de bachata ahora tendrá que someterse a una operación durante el fin de semana, ya que sufrió la fractura de la tibia y el peroné. Su padre, Roberto Costilla, dijo a Salta/12 que su hijo está tranquilo e incluso lo sorprendió la tranquilidad que portaba. Ya adelantó que después de la operación, el joven de 27 años tendrá que llevar adelante una recuperación lenta, lo que lo alejará de los escenarios por unos meses. Tito es el bicampeón nacional en solista de bachata.
Para la familia Costilla, se trató de una ataque homofóbico porque «en estos últimos años se han ensañado con él y cada vez que lo insultaron, todo va dirigido a su orientación sexual». El propio bailarín, en su cuenta personal de Instagram, dio a conocer los hechos y mostró videos donde parte de los Urzagaste Paz, la madre y la hija, le gritaban «maricón de mierda».
«Cada vez que él es agredido, esos son los tipos de insultos», señaló el padre. Contó además que las situaciones de violencia las viven desde hace 17 años, y que al principio los insultos eran simplemente por pasar por la vereda de la familia Urzagaste Paz. «Llegaron a tirarle agua con lavandina a mi esposa (Susana)», agregó. A partir de ahí, radicaron denuncias en la comisaría local desde 2004.
Ante la inacción policial y judicial, Roberto lamentó que el desenlace haya terminado en una fuerte agresión a su hijo. «Nunca se hizo nada a pesar de las denuncias y por eso, nos vemos en la necesidad de recurrir a los medios para ver que alguien le ponga un freno a esta locura porque no se puede vivir de esta manera», afirmó.