Con la casa vacía y las luces apagadas, la última imagen de Gran Hermano (Telefe) fue la de Santiago Tato Algorta, el uruguayo de 29 años que resistió 204 días de encierro, enfrentamientos y polémicas para consagrarse ganador. Por segunda vez consecutiva, un participante del país vecino se quedó con el premio mayor.
El martes por la noche, después de casi siete meses de aislamiento total, se despidió del reality que lo transformó en figura. Lo hizo de la mano de Luz Tito, su aliada incondicional, y de Ulises Apóstolo, su principal adversario.
“Sufro bullying por fachero”, soltó, provocador, en su primera aparición. Se definió como seductor, seguro y consciente del impacto que genera en redes sociales. “Si entra alguien más lindo que yo, para mí va a ser un problema”, advirtió, sin filtro. Fanático de Peñarol, contador, amante del deporte y de los viajes, se mostró como un joven directo, algo soberbio, pero decidido a destacarse.
Las alianzas fueron fundamentales. Luciana se convirtió en su socia estratégica y Luz, en su apoyo emocional. Con ella intentó algo más que una amistad. La jujeña, en pareja abierta con un español, mantuvo su postura y, aun así, el vínculo creció. Juntos enfrentaron placas, maniobras ajenas y prejuicios propios.
Algorta logró irse con el 62,8% de los votos contra el 37,2% del cordobés, quien quedó en el segundo lugar. Completamente descolocado, el joven no pudo evitar creer que se trataba todo de un sueño. “No puede ser, wow, vamos, estoy solo acá. Vamos, dale campeón. Gracias Argentina, gracias, qué país hermoso», expresó, a los gritos, ante las cámaras.
“Dale campeón. Gracias Argentina, gracias por esta oportunidad, no estoy cayendo, no lo estoy procesando. Gracias Uruguay también. Vamos Peñarol también. Y vamos el tridente“, celebró el uruguayo.
Con información de Infobae
