La búsqueda de Ezequiel Vergara, el joven de 28 años desaparecido en Villa La Angostura desde el 21 de marzo, terminó con la triste noticia de su hallazgo sin vida en la zona de Falso Belvedere.
Un bombero, en medio del operativo de búsqueda que se extendió por semanas, encontró una mochila y una campera que pertenecían a Vergara. Continuando la búsqueda, encontró su cuerpo sobre un barranco. Con la ayuda del Grupo de Búsqueda, Rescate en Zonas Agrestes (BRZA), guardaparques, personal de seguridad y un helicóptero, se logró rescatar el cuerpo.
La madre de Ezequiel, Patricia Ribera, confirmó la triste noticia en su cuenta de Facebook: “Siempre en mí, hijo amado!! Te amaré hasta mi último suspiro, Matías Ezequiel Vergara!!”. Su hermana también compartió un mensaje en redes sociales: “A mi hermano lo encontraron ayer sin vida. Hoy trasladan el cuerpo a Neuquén (capital). Mañana avisaremos a qué hora vamos a llevarlo a la sala crematoria en el cementerio para las personas que quieran acompañarnos y, de cierta forma, darle el último adiós. No lo vamos a velar. El dolor ahoga y tritura cada parte de nuestro ser. Los abrazo”.
Las causas de muerte aún no se han determinado, se espera el resultado de la autopsia.
Durante la búsqueda, la familia había recibido esperanza al comprobar que Ezequiel estuvo en movimiento en los días posteriores a su desaparición. Sin embargo, la noticia del hallazgo de su cuerpo ha sumido a la comunidad en una profunda tristeza.
«No pudo pedir ayuda»
La última vez que tuvo una interacción con su madre fue el 21 de marzo, en el cambio de estación: «el viernes que comenzó el otoño le mandé un mensaje al grupo que tengo con mis tres hijos, el primero que reaccionó con un corazón fue él y después no más», había señalado Patricia a LMNeuquén.
Ezequiel era un joven de Neuquén capital que desde hace un tiempo vivía en Villa La Angostura, donde trabajaba en una financiera. Allí también vivían sus tíos, por eso, cuando Patricia volvió a mandarle mensajes a su hijo, pero no tuvo respuesta, buscó ayuda en sus tíos que fueron hasta el departamento que alquilaba.
«Había cables, dos celulares, sus cosas en orden, una campera, calzado», enumeró su mamá; y agregó que su hijo «dejó una nota escrita en la pared como de despedida».
