Una sesión parlamentaria en Serbia se convirtió en un escándalo cuando diputados de la oposición interrumpieron el debate lanzando bengalas y granadas de humo, desencadenando un caos que llevó a un enfrentamiento físico entre legisladores y fuerzas de seguridad.
El incidente se produjo en medio de la oposición enérgica de la oposición a una moción oficialista, que se negaba a aprobar leyes procedentes de un Gobierno cuyo primer ministro había renunciado.
La situación se volvió aún más caótica y dramática cuando se informó que la diputada Jasmina Obradović sufrió un derrame cerebral como consecuencia del incidente, poniendo en peligro su vida.
Otro momento de tensión se vivió cuando una diputada embarazada resultó herida, lo que llevó a acusaciones de poner en riesgo tanto su vida como la del bebé por nacer. Los legisladores oficialistas denunciaron que los opositores llegaron al extremo de lanzar una granada de fragmentación durante el altercado.
