El empresario detenido Lázaro Báez, de 68 años, permanece alojado en la Unidad 15 del Servicio Penitenciario Federal en Río Gallegos, donde cumple condena bajo un régimen especial de aislamiento. Su defensa presentó un recurso ante la Cámara Federal de Casación Penal para que regrese al régimen de prisión domiciliaria, advirtiendo que las condiciones actuales agravan su delicado estado de salud.
Los abogados sostienen que Báez pasa más del 90% del tiempo encerrado en una celda mínima, sin contacto con otros internos, con filtraciones en el techo, ventilación deficiente y alimentación servida en malas condiciones. Además, remarcan que el empresario es diabético, hipertenso y asmático, y que sufrió episodios médicos recientes que requirieron atención hospitalaria.
Desde el Servicio Penitenciario Federal, en cambio, niegan que exista un deterioro en su situación y aseguran que el alojamiento cumple con los estándares correspondientes. Un informe oficial constató que la celda de Báez —un “buzón” del pabellón lateral— tiene baño compartido, funciona con régimen diferenciado por razones de seguridad y permanece sin llave durante la noche.
El caso quedó en manos de los jueces Mariano Borinsky, Javier Carbajo y Gustavo Hornos, quienes deberán resolver este viernes si el exempresario, condenado por lavado de dinero, puede regresar a la vivienda de El Calafate donde permaneció bajo arresto domiciliario hasta junio pasado.
Mientras tanto, Báez atraviesa su detención con visitas restringidas y una rutina limitada a la lectura, a la espera de la definición judicial que determinará si continúa en la cárcel o vuelve al encierro en su domicilio con tobillera electrónica.
