El Último Primer Día (UPD) se ha convertido en un ritual de iniciación para los adolescentes que comienzan su último año del secundario en Argentina. La celebración, que tiene lugar la noche anterior al inicio del ciclo lectivo, reúne a grupos de estudiantes en reuniones que se extienden hasta el amanecer. Si bien para muchos es una despedida simbólica de su etapa escolar, el evento ha generado preocupación debido al consumo desmedido de alcohol y los incidentes que pueden derivarse de esta práctica.
El UPD comenzó a popularizarse en la última década y ha adoptado características particulares en cada ciudad del país. Los adolescentes organizan reuniones en casas, quintas o espacios alquilados, donde celebran con música, banderas que identifican a su curso, remeras personalizadas y maquillaje artístico. En algunos casos, la noche incluye caravanas por la ciudad y concentraciones en plazas o lugares públicos.
Sin embargo, el festejo no siempre queda en una simple reunión entre compañeros. Muchos adolescentes consumen alcohol en grandes cantidades, lo que ha llevado a que en los últimos años se registren incidentes como peleas, descompensaciones y casos de intoxicación. Por ejemplo, en Senillosa, Neuquén, cuatro jóvenes resultaron intoxicados durante los festejos del UPD, requiriendo atención médica urgente.
La mirada de las autoridades y la sociedad
Desde distintos sectores, como el ámbito educativo, policial y sanitario, se ha advertido sobre los riesgos del UPD y se han implementado estrategias para evitar situaciones de peligro. En varias provincias, los municipios han reforzado operativos de control en la vía pública para prevenir excesos. En Córdoba, por ejemplo, las autoridades anunciaron controles preventivos durante los festejos del UPD para garantizar la seguridad de los estudiantes y la comunidad.
En la Ciudad de Buenos Aires, el Ministerio de Educación comunicó que se solicitará a las familias que retiren a los alumnos que lleguen a los colegios en condiciones inapropiadas, buscando desincentivar el abuso de alcohol durante el festejo de la noche previa al comienzo del ciclo lectivo.
Especialistas en adolescencia y consumo problemático han señalado que la solución no pasa únicamente por la prohibición del UPD, sino por generar espacios de diálogo y concientización para que los jóvenes puedan celebrar de forma responsable. La Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR) promueve la reflexión y las prácticas de cuidado en relación al consumo de alcohol, sugiriendo que las medidas desde la escuela no sean únicamente prohibitivas o sancionatorias, sino que se trabaje conjuntamente con las familias y la comunidad.
El desafío de un festejo responsable
Mientras el debate sigue abierto, el UPD continúa siendo un fenómeno que se repite año a año. Para algunos, es una tradición valiosa que simboliza el fin de una etapa, mientras que para otros representa un riesgo cuando se pierde el control.
Las familias y las instituciones educativas enfrentan el desafío de acompañar a los adolescentes en esta celebración sin fomentar prohibiciones que puedan resultar contraproducentes. La clave, según los especialistas, radica en reforzar la educación en el consumo responsable y promover alternativas que permitan disfrutar del Último Primer Día sin poner en riesgo la salud y la seguridad de los jóvenes.
Noticia redactada con información de La Nación, La Voz del Interior, El Digital Neuquén.
