Son dos médicos jóvenes, formaron una familia y decidieron que Rada Tilly fuera su lugar en el mundo. Con un hijo de sólo dos años recién cumplidos, los tres enfrentan un desafío impensado hace unos meses, llevar adelante el hogar “todos los días hacemos un rompecabezas de nuestra vida” dice la madre, esposa y doctora que se brinda sus conocimientos a la salud pública.
Es miércoles 8 de Abril, el Servicio Meteorológico anuncia una jornada con 27°C en una jornada de Otoño más que agradable. Pero desde el pasado viernes, cuando las calles y los bancos se llenaron de jubilados intentando cobrar sus haberes, algo cambio en el inconsciente popular. De manera tácita muchos decidieron suavizar la cuarentena y quienes antes miraban desde la ventana, se animaron a salir.
Desbordada de emociones ella escribe para desahogarse y rememora como un itinerario de un rally lo que será el día de su familia. Esa mañana se levantó temprano, a las 08 hs la esperan para una reunión en el Hospital Alvear. Debe regresar rápido porque a su marido lo espera un paciente en el Sanatorio, que se sospecha que tiene COVID-19. Ve al paciente y el también debe volver rápido, porque su esposa entra a su turno de Guardia.
Ellos se relevan con amor, el cuidado de sus pacientes y de su pequeño hijo. Ella llega a la noche, pasadas las 21 hs, “cansada” dice “Esta pandemia genera estrés, en otro momento les cuento de la angustia la incertidumbre el miedo”.
Miércoles 8 de Abril, la salida hacia Comodoro está demorada y hay largas colas. “El cementerio está lleno de imprescindibles” dice una frase del saber popular, pero las calles y las rutas de Comodoro y Rada Tilly también. Los imberbes colapsan los controles de Ruta 3 y 26. “¿Saben hace cuanto estoy en la cola para pasar por los controles? Media hora. Me quedan por lo menos 15 min más. De regreso 15 min también”.
“A mi estrés se junta que lloro porque mi marido no va a llegar a tiempo a cumplir con su responsabilidad y después yo no llegue a tiempo a cumplir con la mía”.
Ya es de noche y piensan en que su hijo está por cumplir dos años. Van a ser las 23 hs. él agarra el teclado y escribe “hoy con mi señora nos vimos dos horas” y piensa “Somos esa bendita o maldita primera línea“.
“Hicimos malabares para ser padres, ser médicos, ser responsables con nosotros y con los que nos esperan en una cama del sanatorio” dice él. “Hoy los dos teníamos que estar porque los dos teníamos pacientes sospechosos de COVID-19”.
Ambos demoraron cuatro veces más en hacer el recorrido habitual. ¿Porqué? Él no titubea para expresarse y afirma “No somos héroes, no somos mártires de la medicina tampoco, simplemente somos médicos”
“No nos aplaudan, con que no nos rompan las pelotas y dejen hacer nuestro trabajo estaremos felices” finaliza.
Cuando salis de tu casa sin respetar la cuarentena, no solo te pones en peligro a vos y a la comunidad, también interferis en el trabajo de muchas personas que se preparan y luchan para contener la amenaza de la pandemia. Tomá conciencia, por favor quedate en casa.