El 23 de mayo se conmemora el Día del Cine Nacional en Argentina, en homenaje al estreno de La Revolución de Mayo (1909), la primera película argumental del país, dirigida por Mario Gallo. Este año, la celebración se ve ensombrecida por los recortes drásticos impuestos por el gobierno de Javier Milei al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), un pilar histórico del cine argentino. A pesar de las dificultades, el espíritu del cine nacional persiste, incluso en regiones como Comodoro Rivadavia y Rada Tilly, donde se han filmado producciones que reflejan la riqueza cultural y narrativa del país.
Los recortes al INCAA: un golpe al cine argentino
Desde la asunción de Javier Milei en diciembre de 2023, el INCAA ha enfrentado una reestructuración severa que ha generado alarma en la industria audiovisual. Bajo la dirección de Carlos Pirovano, un economista sin experiencia en el sector, el organismo ha implementado medidas que incluyen despidos masivos, reducción de subsidios y la paralización de proyectos cinematográficos. En febrero de 2024, Pirovano despidió a 180 trabajadores, seguido de 29 más en marzo, y otorgó dispensa de presencialidad al 80% del personal restante, lo que ha llevado a una parálisis operativa en el instituto. Según la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), estas acciones han reducido el INCAA a la mitad: de 730 empleados en 8 sedes a 400 en 4 edificios, con un presupuesto operativo significativamente recortado.
El gobierno justificó estas medidas argumentando que el INCAA enfrentaba una “situación económica delicada” y que los recortes buscan eliminar el gasto público excesivo. Entre las disposiciones más polémicas está el decreto 662/24, firmado por Milei en julio de 2024, que obliga a las productoras a financiar al menos el 50% de sus proyectos con fondos propios, establece topes máximos de financiamiento y prohíbe solicitar nuevos subsidios durante el año siguiente a la finalización de un proyecto. Además, se han eliminado apoyos a festivales de cine, como el de Mar del Plata, y la cuota de pantalla que protege la exhibición del cine nacional en salas y televisión.
El impacto ha sido devastador. Según el Espacio Audiovisual Nacional, que incluye a la Asociación de Productores y Argentores, en los primeros 12 meses de la gestión de Pirovano no se aprobó ni un solo proyecto de película para filmar. La investigadora Leandro González, de la Universidad Nacional de General Sarmiento, calificó esta situación como un “desmantelamiento” del INCAA, señalando que el organismo no está cumpliendo con la Ley de Cine, que regula y fomenta la actividad cinematográfica en el país.
El sector reaccionó con protestas masivas. En Buenos Aires, el cine Gaumont, ícono del cine nacional, fue escenario de movilizaciones contra los recortes, con cientos de cineastas, actores y trabajadores denunciando el “cinismo” del gobierno. Las críticas también resonaron en festivales internacionales, como Cannes y San Sebastián, donde directores argentinos alertaron sobre la amenaza a la industria. La documentalista Melina Terribili destacó que el INCAA, desde 2003, había democratizado el acceso al cine, permitiendo a cineastas de diversas trayectorias producir películas, un logro que ahora está en riesgo.
Sin embargo, no todos ven los recortes como negativos. Algunos, como el actor Óscar Martínez, han señalado que el INCAA, durante gestiones anteriores, sufría de burocracia, favoritismos y corrupción, con fondos malgastados en producciones de baja calidad. El gobierno defiende que las nuevas medidas buscan priorizar la “calidad” y la autosuficiencia de la industria. No obstante, la eliminación de subsidios y la falta de apoyo a festivales y escuelas de cine, como la ENERC, han generado temores de que la diversidad y creatividad del cine argentino se vean limitadas.
El cine en Comodoro Rivadavia y Rada Tilly: historias desde el sur
A pesar de los recortes, el cine argentino sigue resistiendo, y las ciudades patagónicas de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly han sido escenario de producciones que destacan por su conexión con la identidad regional. Estas localidades, conocidas por su industria petrolera y sus paisajes ventosos, han servido como telón de fondo para historias que capturan la esencia del sur argentino.
Una de las películas más destacadas filmadas en Comodoro Rivadavia es Mundo Grúa, de Pablo Trapero estrenada en 1999 y considerada entre los mejores films del cine argentino. Mucho más atrás en el tiempo, en 1963 se estrenó «Donde el Viento brama» protagonizada por Claudia Lapacó y Guillermo Bredeston y relata la historia de Humberto Beghin, pionero del petróleo en Comodoro Rivadavia. Además muestra la forma de vida de hombres y mujeres de distintas clases sociales, los padecimientos que sufría la población más carenciada, la convivencia con las tribus aborígenes y la llegada de los primeros trabajadores a la localidad.
Una de las estrellas del momento, tras el suceso de El Eternauta, Ricardo Darían, también supo recorrer Comodoro para realizar escenas. Se trata del film El Aura, del fallecido director Fabián Bielinsky, y varias escenas se rodaron en el Barrio General Mosconi.
También en 2017 estrenó el triller «Al desierto», dirigida por Ulises Rusell y protagonizada por Valentina Bassi.
Pero la filmografía local, también tuvo su espacio, cómo por ejemplo Paralelo 42, una mirada dispótica de la ciudad, que tuvo el artista Sebastián Díaz Morales, junto a Nicolás Stupenengo. Además de múltiples cortometrajes como Lagrimas de Comodoro, dirigido por Bruno Huailquiel, quien mostro otro lado de la ciudad, con sus contrastes y personajes que pocas veces salen a la luz de la cámara.
Una celebración agridulce
En este Día del Cine Argentino, la comunidad cinematográfica se reúne para celebrar una industria que ha dado al mundo obras maestras como La historia oficial (1985) y El secreto de sus ojos (2009), ambas ganadoras del Oscar. Sin embargo, la incertidumbre planea sobre el futuro. En Puerto Madryn, Chubut, el Espacio INCAA proyectó este 23 de mayo el thriller 1985, protagonizado por Ricardo Darín, en una función especial con sorteos, como un gesto de resistencia cultural.
El cine argentino, históricamente un vehículo de soberanía cultural y económica, enfrenta hoy un desafío sin precedentes. Mientras el gobierno de Milei insiste en que los recortes fomentarán una industria más eficiente, los cineastas advierten que el desmantelamiento del INCAA podría apagar una de las cinematografías más vibrantes de América Latina.
En Comodoro Rivadavia, Rada Tilly y todo el país, los creadores siguen luchando por contar sus historias, demostrando que, incluso en tiempos de crisis, el cine argentino no se rinde.
