Es la primera película argentina realizada en cuarentena, con objetivo solidario: el film, producido por Baltazar Tokman y Bárbara Factorovich, se estrena el 2 de julio en una sala de cine virtual. Todo lo recaudado de las entradas a voluntad será donado a través de Amnistía Internacional a Banco de Alimentos de Buenos Aires.
Fue filmada íntegramente durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio en la Argentina.
Se trata de historias inspiradas en la pandemia y sus efectos. Y fueron dirigidas a distancia por Hernán Guerschuny, Paula Hernández, Daniel Rosenfeld, Tamae Garateguy, Diego Fried, Martin Neuburger, Connie Martín, Azul Lombardía y Tokman.
El elenco está integrado por :Oscar Martínez, Julieta Vallina, Luis Ziembrowski y su hija Clara, Carlos Belloso, Moro Anghileri, Juan Pablo Geretto, Marcelo D’Andrea, Maida Andrenacci, Hector Díaz y Azul Lombardía
Según anticipan los realizadores, las ocho historias se inspiraron en «los murciélagos que a veces se meten en nuestras casas, pierden el rumbo, se desorientan, como nosotros». Algo de esa idea se traslada en el trailer. «Historias de pequeños universos puertas adentro, confinados a esperar, no se sabe cuánto. Un médico amenazado y perseguido en su propio edificio, ¿pero es su profesión lo que altera a sus vecinos? ¿O hay otro tema de fondo?; una mujer golpeada que junta coraje para abandonar la casa; una pareja en crisis obligada a convivir días enteros, uno tras otro, siendo espejos de lo que intentaban ocultar».
Las situaciones son espejo de la realidad del confinamiento. Una mujer espera a su primer hijo, otros se enamoran en medio de la confusión general, un festejo de cumpleaños sale mal. «El murciélago en algún momento encuentra la salida y nos invita, como a los personajes de estas historias , a volar aún en la oscuridad», expresaron los realizadores .
Fuente: Todo Noticias
Las dificultades de hacer una película sin juntarse, sin trasladarse, sin salir de casa, fueron un desafío para todos los involucrados. «Fue bastante complicado a nivel técnico», reconoce Menahem. «Soy muy poco tecnológico y si hubiese tenido la oportunidad de grabarlo, o que mi mujer y mi hijo me grabaran con un teléfono, hubiera actuado mejor. Pero Baltazar quiso hacerlo de una manera que quedó genial. Me obligó a andar con una especie de arnés casero, con una GoPro que me acercaron. Yo no tenía idea de qué era ni menos de cómo manejarla, bajar los archivos y esas cosas. Así que hice todo un poco asustado de meter la pata», confiesa el actor que estaba en pleno éxito teatral con Los Bonobos.