Tras una batalla legal de más de 10 meses, Olga Norambuena, madre soltera de 46 años y madre de una niña de 9 años con Síndrome de Down, logró reincorporarse a su puesto en el Correo Argentino en Trelew.
Su caso se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos laborales y la igualdad de género en la provincia, tras ser despedida sin argumentos claros en abril de 2024.
Olga, quien trabajaba como ejecutiva de cuentas Pymes y responsable de la logística electoral en Trelew, denunció que su despido fue discriminatorio, ya que era la única empleada mujer en la sucursal.
«Ella tiene síndrome de Down y necesita terapias para acompañar su desarrollo. Tiene que recibir atención de una psicopedagoga, psicóloga, terapista ocupacional, fonoaudióloga, etc. En algunos casos pudimos pagar particular y en otros no. Las profesionales me acompañaban muchísimo y entienden la situación», explicó Olga sobre las necesidades de su hija, hace unos meses atrás.
La desvinculación no solo afectó su estabilidad laboral, sino que también tuvo un impacto significativo en su vida personal. La pérdida de la obra social complicó la atención médica de Bianca, y Olga tuvo que recurrir a la salud pública para atender sus necesidades.
Una lucha por la justicia
Olga no se resignó y recurrió a la justicia federal, denunciando la discriminación. La Cámara Federal de Comodoro Rivadavia y el Juez Federal de Rawson, Hugo Sastre, ordenaron su reincorporación cautelar hasta que se dictara sentencia en la causa.
Sin embargo, el Correo Argentino se negó a cumplir la orden judicial, lo que desencadenó multas diarias por incumplimiento que inicialmente eran de $500,000 por día y posteriormente se elevaron a $800,000 diarios.
Olga recibió un apoyo significativo de la comunidad y de organizaciones sindicales, convirtiéndose su caso en un símbolo de resistencia contra los despidos discriminatorios.
Un nuevo comienzo
Finalmente, tras varios fallos judiciales a su favor, Olga logró retomar sus funciones en el Correo Argentino. Este lunes, se presentó en su lugar de trabajo acompañada de sus abogados para verificar que se le asignaran tareas y se le proporcionaran los elementos necesarios para cumplir con sus labores.
«Consulté a los abogados, porque nosotros al plantear que fue un despido discriminatorio, consideramos que yo nunca dejé de ser empleada. Finalmente fui y me hice los exámenes preocupacionales, porque no tengo nada que ocultar. Ahora estoy esperando novedades», contó Olga hace unos meses, reflejando su determinación y confianza en la justicia.