Mateo Leffler, quien sufrió graves quemaduras durante la noche del 9 de febrero, se encuentra en su casa junto a su familia mientras continúa su proceso de recuperación. Aunque todavía tiene 10 días más de curaciones, Mateo ya puede hablar y compartir su experiencia.
La madre de Mateo expresó su alivio al tenerlo de vuelta en casa y mencionó que el resto de su cuerpo se está recuperando bien, a excepción de su oreja y mano, que aún requieren tratamiento.
Según informó AZMTV, a pesar de las heridas que sufrió, Mateo muestra una sonrisa en su rostro y se siente feliz de poder estar en casa. Incluso menciona que lo primero que su padre cocinó para él al llegar a casa fueron las milanesas que tanto le gustan.
Mateo, de 18 años, está despertando de una noche de terror y agradece a todos los que lo acompañaron y estuvieron a su lado durante los momentos más difíciles. Incluso agradece a personas desconocidas, como la familia de un amigo, que cocinaron para aquellos que estaban en vigilia en el hospital.
Recuerda claramente cómo fue atacado por el pirómano, Nicolás Girotti, quien lo roció con combustible y lo prendió fuego. Aunque inicialmente pensó que era solo una amenaza, el ataque ocurrió en cuestión de segundos.
Mateo recuerda el momento en que el enmascarado tenía las antorchas en la mano y una lata de combustible, y les advirtió que los quemaría si no se iban. Intentó buscar a su hermana y le pidió que corriera, pero el atacante se fue riendo. Mateo cayó al suelo y trató de quitarse la ropa que se estaba quemando. Su amigo Máximo llamó a la ambulancia y a la policía, y lo llevó rápidamente al hospital.
A pesar de que Mateo pensaba que todo estaba bien, el fuego había penetrado su piel. Fue inducido al coma farmacológico y estuvo internado durante 11 días. Sufrió quemaduras de segundo grado en el rostro, las orejas, el torso y la mano derecha. Gracias a su fortaleza física y juventud, logró recuperarse.
Mateo, quien juega al futsal desde los 4 años y actualmente es jugador de fútbol de salón en Los Amigos, espera poder volver a patear una pelota en tan solo diez días más, una vez que termine su proceso de curación. Agradece a su equipo y entrenador por su apoyo durante este difícil momento.
El padre de Mateo siempre creyó en su recuperación y estuvo a su lado en todo momento. Acompañado de su esposa, le habló al oído mientras estaba en coma y Mateo salió de ese estado para no volver a la sala de terapia intensiva. Ahora, la familia se siente tranquila al tenerlo en casa.