Un delincuente protagonizó un insólito robo al llevarse una bicicleta fija de un gimnasio en pleno barrio porteño de Palermo, después de romper la vidriera del establecimiento. Todo el incidente quedó registrado por las cámaras de seguridad del comercio.
El hecho ocurrió durante el fin de semana, pero las imágenes se dieron a conocer recientemente. A plena luz del día y a pocos metros del museo Malba, en Figueroa Alcorta al 3400, el ladrón llevó a cabo su accionar delictivo.
En el video se puede observar cómo, cerca de las 14:00 horas, el hombre comienza a empujar con fuerza la puerta de vidrio del gimnasio, que ya se encontraba cerrado. Después de varios intentos, el delincuente logra hacer estallar una de las puertas.
A pesar de que había numerosos transeúntes en la zona, el ladrón actúa como si no supiera lo que está sucediendo y merodea por la vereda del gimnasio para observar los movimientos de las personas.
Una vez que no había peatones cerca, el hombre regresa al interior del gimnasio, ingresa y comienza a revisar los cajones de los escritorios en busca de objetos de valor. Al no encontrar nada interesante, decide robar una bicicleta fija que se encontraba al fondo del local y que tiene un valor de 8.500 dólares.
La encargada del gimnasio relató el suceso y mencionó: «Aproximadamente a las 14:00 horas del sábado, un hombre bien vestido apareció en la entrada de nuestro local. Durante un breve período de tiempo, merodeó por la zona asegurándose de que no hubiera nadie. Tocó el timbre en dos ocasiones y, cuando se aseguró de estar solo, intentó forzar el ingreso. Al no poder hacerlo, golpeó la puerta de vidrio hasta que finalmente se rompió».
La mujer también expresó su sorpresa por el objeto que el ladrón se llevó: «Creemos que no vino a buscar máquinas de gimnasio, ya que aquí los equipos pesan más de 50 kilos. Incluso las máquinas para correr oscilan entre los 250 y 300 kilos».
En el video también se puede ver el momento en que el delincuente huye e intenta cruzar la calle con la bicicleta robada, todo esto mientras un peatón pasa por la vereda sin reaccionar ante el insólito robo.